YO ANTES CREÍA EN MUCHAS COSAS
hoy ya no en tantas.
Por ejemplo: no creo en el karma, en el espejo, en "recibes lo que das", en que es un mundo justo, en "el que las hace las paga", en los seres de luz (hoy sé que hay gente que es totalmente mala), en que un trauma te hunde para siempre, en que todo es trauma (hoy sé que es un abrir de conciencia), en que todo el mundo lo puede solo, en que no importa tropezar con la misma piedra ¡tú puedes!, en que llorar es de débiles, en que es mejor callar que arriesgarse, en que es malo contar proyectos, en no es bueno compartir la felicidad con los demás por la envidia, creía en "lo pensaste, lo creíste y lo creaste" (hoy sé que la magia no existe).
CREO Siiiii, en Dios, como una gran conciencia inteligente creadora de todo lo que me rodea, incluida mi vida. Creo en mi gran voluntad de superación como ser humano, en mi crecimiento personal sobre un gran trabajo en el dolor, y en mi sombra. Creo en mi valor amoroso y leal como madre, y como amiga de mis verdaderos amigos. Creo en mi capacidad de resiliencia, basada en algunas piedras en el camino. Creo en mi capacidad de ayudar al otro gratuitamente, basada en mis conocimientos adquiridos en la facultad y en la experiencia personal. Creo en mi capacidad de amar y ver más allá de mí misma. Creo en mis manos. Obviamente no nací con todo esto, siii, con muchas ganas de tenerlo.
Las personas se aferran a las creencias porque les brindan un sentido de seguridad y significado en la vida. Sin embargo, es importante recordar que las creencias también pueden ser cuestionadas y cambiadas a medida que las personas adquieren nuevas experiencias y conocimientos.
Yo las tomo como hipótesis y abro mi abanico de posibilidades, teniendo en cuenta que la verdad se va enriqueciendo con el entendimiento, hoy las viejas posiciones atrapadas en los viejos automáticos van caducando, y está bien decir:
"he cambiado... ¿¡y qué!?"
(LPattydB)
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